Cronica de San Chuan d'a Peña: Capetulo XI
Muerto el dito rey Ennego Ariesta, succidió en el dito Regno su fillo García Enneguez et regnó con la dita Doña Toda su madre; et fué muyt franco varon bueno et volenteroso de hauer batallas con los moros et resemblaua en todas noblezas su padre. Et en tiempo de aquesti, la xpistiandat huuo prendido grant reformamiento et grant crecimiento en la tierra, por los vencimientos innumerables que obtuuieron los ditos Ennego Ariesta, et su fillo García Enneguez contra los moros. Estas oras los xpistianos que se habían recogido en la dicha cueva por el terror y miedo de los moros, se volvieron á los lugares que habían abandonado, aumentándose y extendiéndose la devocion á ella. Por esta causa el conde de Aragon Fortun Ximenez, á quien la dicha cueva le inspiraba grande devocion, cierto dia con gran acompañamiento de sus vasallos se encaminó á este lugar, en son de romería ó peregrinacion, para visitarla; sabido lo cual por el Abad y que venía su Señor, cuanto mejor pudo y más solemnemente le salió al encuentro con sus clérigos, en procesion, y tributándole mucho honor y reverencia, con grande alegría y satisfaccion entraron en dicho lugar, siendo hospedado el Conde y su comitiva en el monasterio por el Abad; entonces éste y sus clérigos suplicaron humildemente al Conde que por honor de Dios y en celebracion de su venida, atendida su pobreza, se dignase dotar al monasterio de algunas posesiones en que pudiesen pastar sus rebaños, para poder mejor vivir; oidas sus súplicas benignamente por el Conde, al momento, les concedió cierto término llamado cueva de Galion, cerca de Arol, rogándoles que en sus oraciones y buenas obras le tuviesen presente á él y á sus estados; hecho este encargo, se volvió y fuése á ver al rey García Iñiguez, al cual contó su expedicion al monasterio, la devocion que inspiraba y como él movido por ella, les había donado el sobredicho término: provino de aquí que el Rey deseare hacer la misma visita, y cierto dia acompañado de los magnates y caballeros y del obispo de Aragon, Fortun, se dirigió á aquel lugar donde fué recibido muy honoríficamente y les confirmó la donacion, dándoles además el monte de Abetito donde pudiesen apacentar sus ganados, et millor sustener lur vida. Et por otra part y offreció á honor de Dios é de los sanctos del dito lugar 500 dineros de argent. Et oyda su missa deuotamente, pregó carament á los ditos Abad et clerezía del dito monasterio, que lures oraciones et buenas obras lo deuiessen hauer por recomendado, et quisieran Dios pregar et los sanctos que en el dito monasterio auieron esleydo sepultura, que le dassen victoria todos tiempos contra los moros. Et recibida vendicion por el dito Abad, partióse de aquí, et tornóse en Pamplona. A poco de vn tiempo, el dito rey García, por muytas gracias que Dios le hauía feitas, et por la deuocion que hauía en el dito sancto lugar, recontando loores á Dios et á los ditos sanctos de las victorias que hauía obtenido contra los moros, et supplicando humilment por el Abad et clérigos del dito monasterio, que grant enoyo et traballo soffrían por los montes qui por él, et del comte Daragon les eran estado dados, por tal como no podian defender ni contrastar que alguno non poniesse su cabanya de ganado, porque, el dito Rey mouido de piedat dióles priuilegio, que si alguno metía cabanya, de qualquier linage de ganado fues, en los términos de los ditos montes, que sin alguna pena et sin todo dupdo et pleito real, pudiessen fer degollar et matar vacas et qualsequier otro ganado qui dentro en los ditos términos fues entrado, sin lur licencia. Et aquesto fué feito en el año de nuestro Senyor de DCCCLIX. Et á tiempo el Rey murió, á grant solepnidad et honor soterraronlo en el dito monasterio, que oy en día es nombrado de Sanct Iohan de la Penya; circa annos Domini DCCCCLXI. (sic).